Saber diferenciar “sapos”
Gestión jurídica y Pólizas RCP para Rural.
*** Todas las historias que compartimos son ciertas. Son casos reales de clientes a los que hemos podido ayudar. No obstante, para fines ilustrativos, recreamos algunas situaciones y protegemos la identidad de sus protagonistas cambiando nombres y lugares.
En nuestro gremio es una constante hablar con tecnicismos.
De alguna forma hemos comprado la idea de que si hablamos con palabras que la otra persona no entiende, somos más inteligentes, más expertos, más sofisticados.
Pero como te darás cuenta, acá te hablamos sin adornos.
Con absoluto y profundo respeto, pero sin necesidad de aparentar absolutamente nada.
No tenemos que hacerlo. Expertos somos. Pero acá lo importante es que una persona que no tiene la menor idea de derecho, entienda.
Tampoco nos interesa ser condescendientes. Hay algo claro: Tú, estudiaste medicina. Nosotros, derecho. Y en medio, hay un lenguaje común que podemos entender.
En esta página hay una historia de un cliente nuestro (una cliente en realidad. Andrea se llama) que con certeza te va a ayudar a dimensionar nuestro servicio.
Pero antes, es nuestra obligación ponerte en situación…
Dos tipos de médicos…
Mira…
Hay dos tipos de médicos. Los que se dedican a esto por pasión a lo que hacen, y el resto.
Los primeros saben que, como en toda profesión, en ocasiones debemos tragarnos algún “sapo”.
Pero los segundos, ¡no quisieran tragarse ni siquiera los que les toca!.
Te lo ponemos muy fácil con un ejemplo:
Un médico apasionado, sabe que se debe tragar el “sapo” de hacer turnos cuando en ocasiones preferiría estar tomándose unas cervezas con sus amigos.
No obstante, tiene claro también, que cuando pretenden que ese turno sea de 24 horas sin descanso, eso es un “sapo” que no tiene por qué tragarse.
Un médico que no estudió por pasión a lo que hace, es el tipo de médico que nos llama (ojo con esto, que es una historia real…), porque no quiere hacer una necropsia porque le tiene miedo a la sangre.
Lo único que podemos decirte, es que si eres de los segundos, no deberías contratarnos. Ni a nosotros ni a ningún gestor legal.
No queremos sonar agresivos, ni más faltaba, pero estamos convencidos de que sería mejor invertir ese dinero en algo distinto. Otra carrera por ejemplo o, posiblemente, un psicólogo.
Que tu entidad lleve 3 meses sin pagarte, es un “sapo” que no te deberías tragar.
Que debas soportar amenazas por parte algún malandrín o gamonal del pueblo, porque el paciente que estabas atendiendo no salió de la manera que él esperaba, es un “sapo” que tampoco te debes tragar.
Que sufras un acoso laboral, es otro “sapo” que tampoco deberías tragarte.
Que alguien pretenda que emitas un certificado de defunción cuando no has visto nunca al paciente fallecido, y ni siquiera cuentas con una historia clínica que te de algún contexto, tampoco.
Y como no sabemos lo que tú pides para trabajar con alguien, te vamos a contar lo que pedimos nosotros.
Pedimos dos cosas.
No una.
Dos.
La primera cosa es que nos gusta trabajar con personas que saben lo que estudiaron. Entienden los riesgos inherentes a su profesión y las incomodidades que a veces puede traer. Y les gusta. Lo disfrutan. Y los riesgos los mitigan (para eso estamos).
Tanto la medicina como el derecho, son profesiones para ser ejercidas por adultos. No somos una guardería.
La segunda cosa es que entiendas esta pequeña historia (la de Andrea)…
La breve historia de Andrea…
Cuando llegó a realizar su rural en un pueblo algo apartado de la geografía nacional, no llevaba sino su ropa y las ganas de aprender.
También llevaba una tercera cosa: La afiliación a nuestro servicio. Una decisión un poco impuesta por su papá. También es médico y cliente nuestro desde hace ya varios años.
Como es costumbre, las necropsias y los certificados de defunción fueron la primera responsabilidad que le adjudicaron.
Como una bienvenida a su aventura, la primera noche recibe una llamada de su jefe.
La petición era, digamos, algo particular y un poco aterradora para ser su primer día:
Debía ir de inmediato a hacer una necropsia. Al fin y al cabo era su responsabilidad.
Un detalle adornaba toda la situación: debía hacerla en el cementerio del pueblo.
Lo único que atinó ante la petrificación en la que estaba fue a llamar a su papá.
Pero siendo las 11:30 de la noche no le contestó.
Entonces se acordó de esa imposición de su papá: La afiliación a nuestro servicio.
Su papá no contestó. Nosotros sí.
En otras empresas la hubieran invitado a abrir un “ticket” en su nueva «App». En la nuestra no.
Gracias a esta llamada, Andrea pudo afrontar con argumentos legales una situación que por decir lo menos hubiera quedado en su cabeza por el resto de sus días.
Esto, sin ella pretenderlo, sentó un precedente: No estaba sola. (una lección que aprendió esa misma noche su jefe.)
Nunca más lo ha estado desde ese día. (Una lección que comprendió ella misma en ese instante)
Por lo tanto es importante que sepas que…
Si vamos a trabajar juntos, siempre viene bien poder intuir qué tipo de “sapos” te debes tragar, y cuáles no.
Si tienes dudas al respecto, nos preguntas. Sin problema.
Si le tienes miedo a la sangre, no. No pierdas tu tiempo.
Esto hay gente que lo entiende y otra que no. No es necesario discutirlo. Nos gusta trabajar con gente que lo entiende.
Dicho lo anterior, si quieres contar con un respaldo legal serio, confiable y disponible para ti las 24 horas con la mejor disposición y muchos, pero muchos años de experiencia, déjanos tus datos en el formulario de abajo.
En nuestro servicio incluímos una póliza. Su cobertura es absurdamente amplia, pero nuestra intención es que nunca tengas que llegar a usarla.
Nos pondremos en contacto contigo sí o sí.